Ley LOMCE: ¿esclavos o seres libres?

«…La supresión de asignaturas juzgadas como «no instrumentales» y la contemplación de un sistema educativo como una plataforma cuyo único fin es el mercado laboral, la cual ha generado la impresión de que ésta ley supone una mercantilización de la educación y el conocimiento, ¿no se está buscando crear una mano de obra dócil y acrítica?…»

Actualmente, nada importa en España. Nada. Estarán a favor o en contra de lo que, a continuación, propondré, pero observando tal y como nos encontramos los españoles, pienso que es aconsejable fundamentar el desarrollo de los sectores laborales, pero no solo para aquellos con suficiente «poder» económico. No. Me refiero a una reforma desde la base de dicho sector. Pero si somos conscientes de ello, observaremos que la educación regula, en su mayor parte, el desarrollo de la demanda en el mercado y su proliferación, pero, ante esto, nos encontramos la Ley LOMCE. Como dijo la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, «necesitamos la remodelación urgente de nuestro sistema educativo, porque no nos podemos permitir las cifras de fracaso, abandono y paro juvenil», destacando que la reforma tiene entre sus objetivos refuerzo de conocimientos instrumentales, la flexibilización de las trayectorias, la incorporación y desarrollo de sistemas de evaluación externa y la promoción de la autonomía en los centros docentes, pero ahora bien, pienso yo, ¿y para qué modifican el sistema educativo, es decir, hacen desaparecer 4º de ESO? ¿Pretenden de esta forma mejorar el resultado de abandono escolar, por parte de los jóvenes, o agravarlo aun más si cabe? Si pretenden mejorar esta situación, ¿para qué reducen las becas, imponen exámenes y reválidas a modo de cribas, convirtiendo esta situación en un «concierto» de centros que segregan en razón de sexo a las alumnas y los alumnos? Esta contrariedad implica poner más trabas a aquellos alumnos y aquellas alumnas que ya de por sí experimentan dificultades de diversa índole: una piedra más en el camino. ¿No supone esto una desigualdad de oportunidades? Además, La supresión de asignaturas juzgadas como «no instrumentales» y la contemplación de un sistema educativo como una plataforma cuyo único fin es el mercado laboral, la cual ha generado la impresión de que ésta ley supone una mercantilización de la educación y el conocimiento, ¿no se está buscando crear una mano de obra dócil y acrítica? ¡Ya lo último que no faltaría por ver, sería que nos pagasen una miseria por una jornada laboral de la cual no nos podremos quejar puesto que, si lo hacemos, nos veríamos directamente en la calle, dado que tras nosotros se encuentra una inmensa «fila de objetos sin alma», que nada más servirían para producir! Dichos «objetos», más tarde se verían despropiados de los bienes producidos por sus esfuerzos, apoderándose de esto un sujeto pasivo, incrementándose de esta forma la propiedad privada, de lo que Marx se oponía firmemente y al final, todo esto desembocará en una nueva forma de esclavitud, la cual bajo el «nombre de progreso» acabaría de una vez y para siempre aquello que conocemos como humanidad.

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